Los nombres y número de días que conforman nuestros meses fueron heredados del calendario romano o juliano, elaborado por el emperador Julio César, en el año 46 antes de Cristo (a.C.), con la asesoría del astrónomo y filósofo Sosígenes.


En sus inicios, este calendario constaba de diez meses: marzo, dedicado a Marte, dios de la guerra, arma de conquista; abril, cuando abre la primavera; mayo, consagrado a Júpiter, deidad suprema; junio en honor a Juno, hermana y esposa de Júpiter; julio, antes quintilis y más tarde ofrecido a la memoria del emperador Julio César; agosto, porque el soberano Augusto lo tributó a su nombre; septiembre, séptimo; octubre, el octavo; noviembre, noveno; y diciembre, décimo.


Pero, la suma de días del calendario juliano no coincidía con el ciclo astronómico. La solución a este inconveniente fue adaptarlo al modelo egipcio que consistía en años de doce meses que sumaban 365 días, y años bisiestos con 366.